Mi dragón

 

RECONOCIENDO A MI DRAGÓN

 

Cuando miramos a los ojos a nuestro dragón, nos reconocemos a nosotros mismos, son nuestros miedos los que le dan dimensión y color.

Ese dragón se ha ido forjando con cada uno de nuestros miedos, habita en el inconsciente...... pero si lo invitamos a salir a la luz, a venir a nuestro encuentro, seguramente podemos alcanzar importantes acuerdos.

Al mirarlo a los ojos y reconocer los nuestros en él, tomamos el coraje necesario para hablarle de nuestros sueños, de nuestras metas y nuevos desafíos.

Nos miramos hipnóticamente, recordando. Recordando otros encuentros.

 Escuchamos lo que tiene para decirnos: “el miedo no es tonto”. Su consejo es vital en esta instancia. Nos observamos nuevamente a los ojos, con una mirada cuya profundidad es insondable, cuya calma sella y une los trozos de nuestra alma fracturados.

   Ahora, por fin enteros, nos invita a volar en su lomo.

Estamos de acuerdo, preparados a avanzar, ahora este dragón es nuestro guardaespaldas, nuestro guarda sueños, compañero insustituible del camino del conocimiento.

Comentarios

Entradas populares